BNP, NTproBNP, anemia, sodio, potasio, creatinina, urea, hormonas tiroideas, glucemia, transaminasas: todos ellos deben ser analizados en la analítica de sangre de los pacientes con insuficiencia cardiaca.
La analítica de sangre es muy importante en los pacientes con insuficiencia cardiaca, ya que refleja cómo se encuentra el corazón, qué efectos está la teniendo la medicación que recibe el paciente y cómo de enfermos se encuentran otros órganos, como los riñones o los pulmones.
En los pacientes con insuficiencia cardiaca nos encontramos ciertas alteraciones en la analítica producidas por la propia enfermedad. La anemia es frecuente, y en su producción participan el mal funcionamiento del corazón, del riñón y de la médula ósea (que es donde finalmente se fabrican los glóbulos rojos). La anemia se observa en la analítica por una disminución de los glóbulos rojos (también llamados “eritrocitos”), de la hemoglobina y del hematocrito. Para mejorar la anemia en ocasiones es necesario administrar hierro en forma de comprimidos o por vía intravenosa; otras veces se precisa una medicación denominada “eritropoyetina” o fármacos similares, que estimulan a la médula ósea para que fabrique glóbulos rojos.
En los pacientes con insuficiencia cardiaca el sodio tiende a estar bajo (lo que se denomina “hiponatremia”), especialmente cuando la enfermedad se encuentra ya en un estadio avanzado. Si además del corazón el riñón tampoco funciona bien, el potasio no se elimina en cantidades suficientes por la orina, por lo comienza a acumularse en la sangre (a esto se le denomina “hiperpotasemia”).
Si los riñones se encuentran también enfermos o no les llega sangre en cantidades adecuadas (por lo que no la pueden filtrar), encontramos en la analítica ciertos parámetros que nos indican la alteración de la función renal: el principal de ellos es el aumento de la “creatinina”.
Hay que comprobar siempre que las hormonas tiroideas son normales, pues una causa de insuficiencia cardiaca (aunque poco frecuente) son las alteraciones en el funcionamiento del tiroides.
En los pacientes con insuficiencia cardiaca que son diabéticos es muy importante controlar que los niveles de azúcar en sangre (“glucemia”) son normales; si la diabetes está mal controlada es perjudicial para la función del corazón.
Si el corazón late débilmente es posible que no le llegue cantidad suficiente de sangre al hígado: esto produce una elevación de las transaminasas (GOT, GPT) que se puede corregir si logramos mejorar la llegada de sangre al hígado.
Desde hace pocos años disponemos de unas determinaciones analíticas que nos permiten conocer cómo está evolucionando la enfermedad. Son el “BNP” y el “NTproBNP”. Estas determinaciones no se hacen de rutina en todas las analíticas, y de hecho existen muchos centros en nuestro país que no disponen aún de ellas. El BNP y el NTproBNP corresponden a unas proteínas que se encuentran en la sangre y que se correlacionan con el daño del corazón. Niveles elevados de BNP o NTproBNP indican una peor evolución de la enfermedad.
Muchas de las medicaciones que reciben los pacientes con insuficiencia cardiaca pueden producir alteraciones en la analítica. Por ello su médico puede solicitar analíticas cada cierto tiempo para vigilar estas posibles alteraciones. Los diuréticos (furosemida, tiazidas) hacen que el paciente orine más, y por lo tanto que se pierda por la orina una mayor cantidad de sodio y de potasio, por lo que la sangre tendrá menor cantidad de ambos (hiponatremia, sodio bajo; hipopotasemia, potasio bajo en la sangre). Los diuréticos ahorradores de potasio (amiloride, espironolactona, eplerenona) en cambio eliminan sodio en la orina pero retienen el potasio, por lo que éste puede aumentar en sangre (hiperpotasemia). Los IECAs (captopril, enalapril, ramipril, entre otros) y los ARA II (valsartán, candesartán, entre otros) también producen un aumento del potasio en la sangre; en ocasiones pueden también deteriorar la función del riñón y producir un aumento de la creatinina (si es poco importante no hay que suspender el fármaco). Los betabloqueantes (carvedilol, bisoprolol, nebivolol, entre otros) y los diuréticos pueden empeorar el control de la glucemia (azucar en sangre) en los pacientes diabéticos y/o elevar las cifras de colesterol en la sangre.
Por lo tanto, en los pacientes con insuficiencia cardiaca nos podemos encontrar: disminución de los glóbulos rojos, de la hemoglobina y del hematocrito (anemia); disminución del sodio (hiponatremia); aumento del potasio (hiperpotasemia); elevación de la creatinina (mala función renal); alteración de las hormonas tiroideas; elevación de la glucemia (en los pacientes diabéticos); elevación de las transaminasas (si hay daño del hígado); y elevación del BNP y del NTproBNP.