El Seguril® (furosemida), la torasemida y las tiazidas son los diuréticos más frecuentemente utilizados en la Insuficiencia Cardiaca.

Los diuréticos hacen que el paciente produzca una mayor cantidad de orina. Por la orina se eliminan el agua, el sodio (la sal), el potasio y otras sustancias. Logran así reducir la retención de líquidos en el cuerpo, por lo que son útiles para aliviar la dificultad para respirar y la hinchazón de las piernas en los pacientes con insuficiencia cardiaca. Son asimismo eficaces para disminuir la tensión arterial.

Existen diferentes tipos de diuréticos: diuréticos de asa (furosemida, torasemida), tiazidas (hidroclorotiazida, entre otros) y diuréticos ahorradores de potasio (espironolactona, eplerenona, amiloride). Los dos primeros grupos aumentan la pérdida de potasio por la orina (por lo que disminuye en la sangre), mientras que los diuréticos ahorradores de potasio la disminuyen (aumentando en sangre), por lo que el médico puede solicitar analíticas periódicamente para su control. En caso de que los niveles de potasio sean demasiado bajos, a veces es necesario tomar pastillas de suplementos de potasio.

Los diuréticos deben tomarse por la mañana o a mediodía, pero no en la cena, para evitar tener que levantarse por la noche a orinar. En la insuficiencia cardiaca, los diuréticos son los únicos fármacos que el paciente puede modificar por sí mismo si ha recibido instrucciones para ello de su médico: en caso de aumento de peso o empeoramiento de los síntomas (indicadores de una mayor retención de líquido), el paciente puede incrementar la dosis del diurético durante unos días para así orinar más y recuperar el peso que tenía previamente. Esto sólo puede hacerse en caso de que el paciente haya recibido de su médico instrucciones claras de cómo realizarlo; en caso contrario, la modificación de las dosis puede ser perjudicial. El paciente debe pesarse todos los días y anotarlo en las hojas de control, para que el médico pueda vigilar la retención de líquidos.

La espironolactona y la eplerenona se suelen administrar en dosis bajas, por lo que no tienen casi efecto diurético, aunque sí otros efectos beneficiosos que evitan el deterioro progresivo del corazón.

Como efectos secundarios, los diuréticos pueden producir cansancio, alteraciones en el riñón y, como se ha expuesto, modificación de ciertos componentes de la sangre (pérdida de potasio y sodio por la orina). En los pacientes diabéticos pueden aumentar la cantidad de glucosa en sangre (glucemia). También a veces empeoran las cifras de las grasas en la sangre (colesterol y triglicéridos). Producen también un incremento del ácido úrico, por lo que deben usarse con cuidado en los pacientes con gota. La espironolactona causa, en un pequeño porcentaje de los pacientes, un incremento del volumen del pecho, en ocasiones doloroso (ginecomastia), en cuyo caso debe ser sustituida por eplerenona.

Si el paciente toma diuréticos debe evitar el consumo de sal, pues ésta puede contrarrestar el efecto beneficioso del fármaco. Esto significa que no debe usar sal al cocinar ni en la mesa, ni tampoco consumir alimentos preparados ricos en sal (por ejemplo, anchoas enlatadas). Hay que vigilar igualmente las comidas preparadas y los embutidos, pues suelen tener grades cantidades de sal. Se debe evitar tomar productos sustitutivos de la sal, ya que éstos poseen grandes cantidades de potasio. Si el paciente sigue las recomendaciones dietéticas ayuda a que los fármacos tengan su máximo efecto beneficioso.