Como hemos visto la insuficiencia cardiaca tiene muchas causas. Algunas de ellas, como la enfermedad de las arterias del corazón (angina de pecho, infarto de miocardio) o de las válvulas cardiaca (valvulopatías) pueden necesitar cirugía cardiaca para su corrección.
Las arterias coronarias con el paso del tiempo se ensucian en su interior con acúmulos de grasa (colesterol). Esto produce la angina de pecho y los infartos de miocardio. Para solucionar estas obstrucciones disponemos en la actualidad de dos tratamientos: la angioplastia coronaria y la cirugía cardiaca. Mediante la cirugía cardiaca es posible crear puentes (by-pass) con arterias o con venas que llevan la sangre más allá de donde se encuentra la obstrucción. Esto permite una correcta oxigenación y llegada de los nutrientes a zonas del corazón que antes recibían muy poca sangre. Como habitualmente son varias las arterias del corazón que se encuentran enfermas a la vez, es frecuente tener que realizar en una misma cirugía varios puentes o by-pass a distintas arterias coronarias; por eso, hay pacientes que tienen 2, 3, 4 o más puentes o by-pass coronarios. La técnica quirúrgica clásica realiza la intervención con el corazón parado; una máquina de circulación extracorpórea realiza las funciones del corazón, bombeando la sangre para que ésta llegue a todas las partes del cuerpo. Sin embargo, hoy en día es posible en algunos casos hacer esta cirugía con el corazón latiendo (sin circulación extracorpórea), lo que permite un menor tiempo de cirugía y menos complicaciones asociadas a la intervención.
Cuando la causa de la insuficiencia cardiaca es la enfermedad de una de las cuatro válvulas (mitral, aórtica, tricúspide y pulmonar) en ocasiones es necesario realizar una cirugía, para reparar la válvula (“reparación valvular”) o cambiarla por una prótesis (que puede ser de metal o de material biológico -cerdo, vaca-). En general, no existen medicamentos eficaces que puedan curar las enfermedades de las válvulas cardiacas, por lo que cuando el paciente comienza con síntomas de insuficiencia cardiaca o cuando el corazón comienza a deteriorarse, es necesario operar la válvula. Las válvulas cardiacas que más frecuentemente enferman son la aórtica y la mitral (son las dos válvulas de la parte izquierda del corazón).
Si se le coloca al paciente una prótesis metálica es necesario mantener la sangre anticoagulada de por vida (tomar Sintrom®), pues si no se formarían coágulos de sangre en la prótesis metálica y podrían obstruirla, o podrían soltarse los coágulos y producir embolias (cerebrales, etc.). Para evitar la anticoagulación en algunos pacientes se implantan prótesis biológicas, que no necesitan que el paciente reciba anticoagulación sino sólo antiagregación con aspirina.
En ocasiones la válvula mitral no cierra bien y produce lo que se conoce como “insuficiencia mitral” (la sangre pasa de forma anómala del ventrículo izquierdo a la aurícula izquierda, al revés de lo normal). En algunos pacientes se puede intentar reparar la válvula mitral, por lo que no es necesario cambiarla por una prótesis.
En los últimos años se está realizando en todo el mundo una técnica quirúrgica que permite la colocación de una prótesis biológica en la válvula aórtica sin necesidad de extraer la propia válvula del paciente que se encuentra enferma. Se realiza por vía transapical (por la punta del corazón) a través del espacio que queda entre dos costillas consecutivas, por lo que no es necesario romper el esternón como en la cirugía convencional. Por la punta del corazón se introduce la válvula plegada hasta colocarla dentro de la válvula enferma del paciente; una vez allí se infla con fuerza para lograr que la prótesis biológica plegada se expanda y aplaste la válvula enferma del paciente. De esta forma se coloca una prótesis dentro de la válvula del paciente mediante una cirugía menos agresiva. En la actualidad, sigue teniendo un mejor resultado quirúrgico la cirugía convencional a través del esternón, por lo que la intervención a través de la punta del corazón se reserva para paciente que se encuentran tan deteriorados que no podrían aguantar la cirugía habitual.
Existen otras intervenciones quirúrgicas que son de utilidad en los paciente con insuficiencia cardiaca. Cuando un corazón ha sufrido un infarto y se dilata mucho, se puede intentar operar para quitar el músculo muerto y volver a dar al corazón una forma más o menos normal. Es la “endoventriculoplastia de Dor”. En ocasiones, en la misma intervención se realizan puentes a las arterias coronarias enfermas y se repara la válvula mitral si estaba dañada: esta intervención en la que se realizan los tres procedimientos a la vez se llama “cirugía de restauración ventricular”.
Por último, también es fundamental la colaboración de los cirujanos cardiacos para la realización de un trasplante cardiaco. El cirujano debe viajar hasta donde se encuentra el órgano del donante, evaluar si es adecuado para la donación, extraerlo, y volver a donde se encuentra el receptor (el paciente que recibe el trasplante) para colocarle el corazón nuevo.
El postoperatorio de una cirugía cardiaca suele ser corto, tan sólo algunos días, aunque en ocasiones aparecen complicaciones que incluso puede acabar con una nueva intervención quirúrgica del paciente. El paciente debe preguntarle al cirujano cardiaco antes de la intervención cuáles son las probabilidades de éxito de la cirugía y las posibles complicaciones.
Para más información consultar www.cirugiadelcorazon.es.