Como hemos comentado, una de las causas más frecuentes de la insuficiencia cardiaca es el infarto de miocardio. Cuando éste se produce parte del músculo cardiaco se muere, y es sustituido por una cicatriz que queda en el corazón. Por ello, el resto del músculo cardiaco que queda vivo tiene que realizar toda la contracción cardiaca. Como consecuencia de este sobreesfuerzo se producen una serie de cambios en la forma y en la función del corazón.

Uno de los primeros cambios que se producen es que el corazón tiende a dilatarse, a hacerse más grande de lo normal. Este aumento del tamaño del corazón se observa en las pruebas de imagen, como el ecocardiograma, la resonancia magnética cardiaca o una simple radiografía del tórax. Por eso, algunos pacientes han oído a su médico que su corazón es más grande de lo normal. Cuando el corazón está dilatado pierde aún más fuerza de contracción en cada latido, por lo es muy importante que el paciente reciba cuanto antes la medicación que puede frenar el crecimiento progresivo del corazón (betabloqueantes, IECAs/ARA II). El aumento del tamaño del corazón no sólo se produce tras un infarto de miocardio, sino también después de otras muchas enfermedades que afectan al corazón.

¿Qué es la FEVI? Son las siglas de "Fracción de Eyección del Ventrículo Izquierdo". Sin entrar en el significado médico exacto, que carece de importancia para el paciente, la FEVI es el indicador más utilizado para expesar cómo de fuerte o de débil se contrae el ventrículo izquierdo. Se expresa en porcentaje (%). La FEVI de un corazón normal es superior al 50%. Si está por debajo de esta cifra significa que el ventrículo izquierdo no se contrae con la fuerza habitual, y se habla de "disfunción ventricular izquierda". Una FEVI del 45-50% indica que el corazón está sólo un poco más débil de lo normal (disfunción ventricular izquierda leve). Entre el 35-45% hablamos de disfunción moderada del ventrículo izquierdo. Y menos del 35% es ya una disfunción severa del ventrículo izquierdo; estos son los corazones más débiles y, por lo tanto, los más necesitados de un correcto tratamiento. Los síntomas del paciente no siempre se correlacionan con el grado de severidad de la disfunción ventricular (con la FEVI); es decir, un paciente con una FEVI del 20% (severamente disminuida) puede estar asintomático, mientras que otro paciente con una FEVI del 45% (disfunción sólo leve) puede presentar síntomas muy marcados de insuficiencia cardiaca.

Al dilatarse el corazón también funcionan peor las válvulas cardiacas, especialmente la válvula mitral y la tricúspide. Las válvulas mitral y tricúspide son como "puertas" especiales que dejan pasar la sangre en una sola dirección (de la aurícula al ventrículo), e impiden que la sangre retroceda en sentido contrario (del ventrículo a la aurícula). Son como los torniquetes que encontramos en las estaciones de metro, que nos permiten entrar hacia la estación pero no nos dejan salir una vez que estamos dentro. Al aumentar de tamaño el corazón las válvulas mitral y tricúspide puede que no cierren bien, y aparece lo que se denomina una "insuficiencia mitral" (la sangre retrocede del ventrículo izquierdo a la aurícula izquierda, lo cual no debe suceder) o una "insuficiencia tricúspide" (si la sangre pasa del ventrículo derecho a la aurícula derecha). Estas insuficiencias pueden ser en ocasiones de poca importancia, pero si son severas (pasa mucha sangre en dirección contraria a la debida) en ocasiones es necesaria una intervención quirúrgica para arreglar la válvula del paciente o sustituirla por una prótesis (metálica o biológica, esta última procedente de algún animal, habitualmente el cerdo o la vaca).

Si el paciente tiene una insuficiencia mitral o tricúspide y parte de la sangre pasa de forma indebida de los ventrículos a las aurículas, estas últimas acaban dilatándose. La dilatación de las aurículas favorece la aparición de arritmias que se originan en las aurículas. La más frecuente es la fibrilación auricular, que en la mayoría de los casos obliga a anticoagular al paciente (a darle Sintrom®) para que no se formen coágulos de sangre en el interior de las aurículas.