La disnea, la ortopnea y la disnea paroxística nocturna son síntomas típicos de la insuficiencia cardiaca. Para describir su severidad se utiliza la escala o clasificación de la NYHA. La disnea es la sensación desagradable de que cuesta trabajo respirar.
En la insuficiencia cardiaca la disnea se debe al acúmulo de líquido en los pulmones. Es el síntoma más típico de la insuficiencia cardiaca izquierda, y el primero en aparecer. Si el ventrículo izquierdo no puede bombear bien la sangre por problemas en la sístole -contracción- o en la diástole -relajación- del corazón, esta sangre se acumula en los pulmones. El aumento de líquido en los pulmones ocasiona esa sensación de dificultad para respirar.
La disnea suele aparecer al realizar algún esfuerzo, como caminar rápido o subir escaleras, ya que es entonces cuando nuestro cuerpo necesita una mayor cantidad de oxígeno para realizar el ejercicio. El acúmulo de líquido en el pulmón hace que el oxígeno no pase adecuadamente del aire que respiramos a la sangre, y se presenta la disnea.
La disnea se clasifica mediante una escala que creó la Asociación del Corazón de Nueva York (en inglés, New York Heart Association, cuyas siglas son NYHA). Por eso, para establecer la severidad de la disnea de un paciente se utiliza la escala de la “NYHA”. Como esta escala refleja la capacidad que tiene el paciente de realizar esfuerzos físicos, se la llama también “clase funcional de la NYHA”, que tiene 4 grados:
NYHA I: la disnea sólo aparece cuando el paciente realiza una actividad física superior a la habitual, por ejemplo andar muy deprisa o correr.
NYHA II: la disnea se presenta con actividades que realizamos en nuestra vida cotidiana, como subir una cuesta o varios pisos de escaleras.
NYHA III: la disnea aparece con esfuerzos físicos pequeños, como por ejemplo andar un recorrido corto en llano o ducharse.
NYHA IV: la disnea está presente incluso en reposo, cuando el paciente no realiza ninguna actividad física, por ejemplo, estando sentado. Esta es la situación más grave, y habitualmente requiere ingreso hospitalario para realizar un tratamiento intensivo.
Por lo tanto, la escala o clasificación de la NYHA señala el grado de disnea del paciente. NYHA I es cuando el paciente tiene muy poca disnea, se encuentra bien, y NYHA IV es cuando está grave y precisa hospitalización (la disnea está presente incluso en reposo). Los pacientes no siempre permanecen en el mismo grado de la NYHA, sino que cuando están estables y con pocos síntomas pueden encontrarse en NYHA II, pero si algo descompensa su corazón pueden empeorar los síntomas y pasar rápidamente a NYHA III ó IV.
Hemos dicho que la disnea en la insuficiencia cardiaca aparece cuando el paciente realiza algún esfuerzo. Pero puede presentarse también en otras circunstancias. Los pacientes con insuficiencia cardiaca derecha tienen hinchazón (edemas) en las piernas, debido al acúmulo de líquido en las partes más bajas del cuerpo por el efecto de la gravedad. Cuando se tumban, el líquido de las piernas pasa de nuevo a las venas y se dirige a los pulmones. Por ello, los pacientes que tiene insuficiencia cardiaca derecha con edemas en las piernas, al poco tiempo de tumbarse pueden comenzar a presentar disnea: a esto se le llama “ortopnea”. Esta ortopnea desaparece rápidamente cuando se incorporan de nuevo. Para evitar la sensación de ahogo al tumbarse completamente planos, los pacientes utilizan frecuentemente 2 o más almohadas para mantener el tórax (los pulmones) más elevados que el resto del cuerpo. Por eso, su médico puede preguntarle con cuántas almohadas duerme: con ello intenta saber si el paciente nota disnea al tumbarse (ortopnea).
En ocasiones, la disnea se presenta durante la noche, despertándose el paciente de forma brusca con sensación de ahogo: a esto se le conoce como “disnea paroxística nocturna”. En este tipo de disnea, cuando el paciente se incorpora tarda más en desaparecer la sensación de ahogo.
El acúmulo de líquido en los pulmones puede producir tos seca, por irritación de los nervios que se encuentran en los pulmones. Si hay una gran cantidad de líquido, este comprime los bronquios (que son los tubos por donde pasa el aire que respiramos) y hace que sean más estrechos: por ello al pasar el aire por estos bronquios estrechos puede “silbar”, y el paciente puede oírse “pitos” en el pecho (también producen esto las infecciones pulmonares).
La disnea o dificultad para respirar no se debe siempre a la insuficiencia cardiaca, sino que pueden tener otras causas diversas: el tabaco, diversas enfermedades pulmonares, la obesidad, distintas medicaciones, etc.
En todo paciente con insuficiencia cardiaca hay que investigar si presenta disnea, ortopnea o disnea paroxística nocturna, así como establecer su severidad mediante la escala o clasificación de la NYHA.