Es importante que los pacientes con insuficiencia cardiaca sigan recomendaciones relacionadas con la dieta y el estilo de vida. Es una forma de mantenerse sano y evitar ingresos en el hospital.

En los pacientes con insuficiencia cardiaca sintomática se recomienda la restricción de la sal en las comidas, para evitar la retención de líquidos. La sal es sodio, y en nuestro organismo tiene que estar acompañada de agua para poder disolverse en ella. Por eso cuando comemos una comida salada (con alto contenido en sodio) tenemos muchas ganas de beber, para que nuestro cuerpo pueda “disolver” esa sal. Asimismo, debe evitar las comidas envasadas que habitualmente tienen un alto contenido en sal; suele venir indicado en la etiqueta como la cantidad de sodio (2,4 g de sodio equivalen a 6 g de sal). Entre los alimentos con alto contenido en sal se encuentran el queso, el bacón, la carne enlatada, las salchichas, el pescado ahumado y las sopas de sobre. Tienen poca cantidad de sal las frutas, los vegetales, la carne, los huevos, la pasta, el arroz y las patatas.

Existen en el mercado numerosos sustitutivos de la sal, que dan a las comidas un sabor salado pero no llevan sodio. Hay que tener cuidado con los sustitutivos de la sal, pues en muchas ocasiones llevan una importante cantidad de potasio. Como ya hemos visto, algunas medicaciones que reciben los pacientes con insuficiencia cardiaca aumentan el potasio en la sangre (IECAs/ARA II, espironolactona/eplerenona), por lo que es necesario realizar analíticas de sangre cada cierto tiempo. Esto se puede agravar con ciertos sustitutivos de la sal. Para dar sabor a las comidas es posible utilizar el limón o especias.

En general, los pacientes con insuficiencia cardiaca que presentan síntomas leves o moderados pueden beber el agua que necesiten; hacerlo no empeorará los síntomas, excepto si el médico le recomienda expresamente que restrinja el agua (sólo es necesario en ciertas situaciones).

Los pacientes con síntomas graves de insuficiencia cardiaca deben limitar la ingesta de líquidos a 1,5-2 litros al día.

Y cuando decimos líquidos hay que contar no sólo el agua, sino todo el líquido ingerido: agua, zumos, leche, refrescos, vino, infusiones, frutas con alto contenido en líquido, sopas, gazpacho, etc. Debe evitar beber antes de acostarse para no tener que levantarse a orinar durante la noche.

El consumo de alcohol puede disminuir la fuerza con la que se contrae el corazón, aumentar la tensión arterial y favorecer la aparición de ciertas arritmias. Todos ellos son efectos negativos para el adecuado funcionamiento del corazón y del sistema cardiovascular. Por ello, su consumo excesivo está totalmente desaconsejado. En los pacientes con insuficiencia cardiaca el consumo de alcohol se debe limitar a 10-20 gramos día (1 ó 2 vasos de vino al día). En los pacientes en los que la causa de la insuficiencia cardiaca haya sido el consumo de alcohol, está totalmente desaconsejado que tomen cualquier tipo o cantidad de alcohol, aunque sea mínima, pues esto puede dañar de forma importante su corazón.

Algunas de las medicaciones que se emplean en la insuficiencia cardiaca elevan el potasio en la sangre (IECAs, ARA II, espironolactona, eplerenona). Por eso es importante evitar el consumo de alimentos ricos en potasio, especialmente el plátano, el albaricoque, el melón, las uvas, el kiwi, las cerezas, los higos, el melocotón, la piña y ciertas verduras (como las espinacas o las acelgas).

Son aconsejables, por su pobre contenido en potasio, la manzana, la pera, la naranja, el limón, la ciruela, la fresa, la mandarina, la sandía y la frambuesa.

Las personas diabéticas o con insuficiencia renal deberán seguir las recomendaciones dietéticas de su médico.

En las personas obesas es recomendable perder peso, siempre bajo control médico. Ello permitirá reducir los síntomas de la insuficiencia cardiaca, enlentecer la progresión de la enfermedad y mejorar el bienestar general del paciente. Para ello son fundamentales los cambios en los hábitos dietéticos: reducción del consumo de grasas (sobre todo animales), toma frecuente de frutas y verduras (idealmente 5 piezas o raciones al día), e ingesta una o dos veces por semana de pescado, especialmente el azul.

En los pacientes con insuficiencia cardiaca moderada o grave no se recomienda de forma general la reducción del peso, pues como hemos comentado en otras secciones estos pacientes pueden presentar anorexia (falta de apetito), malnutrición y pérdida de peso importante no intencionada (caquexia cardiaca). En estos casos es precisa una cuidadosa evaluación del estado nutricional del paciente.