Los pacientes con insuficiencia cardiaca suelen sentir cansancio (astenia) y debilidad muscular.
Esto tiene diversas causas. Por un lado, le llega menos sangre a los músculos, por lo que no pueden realizar con normalidad su función al recibir menos oxígeno y nutrientes. Por otro lado, los pacientes con insuficiencia cardiaca notan sensación de ahogo (disnea) al realizar algún esfuerzo. Por eso en ocasiones reducen su actividad (por ejemplo, salen menos de casa), y al usar menos los músculos estos pierden fuerza con el tiempo. Además, en la insuficiencia cardiaca son frecuentes las descompensaciones de la enfermedad que en ocasiones acaban necesitando el ingreso del paciente; estas hospitalizaciones pueden ser prolongadas (varias semanas), por lo que al estar encamado durante un tiempo prolongado los músculos del paciente sufren también cierto grado de atrofia.
La inactividad física es perjudicial para los pacientes con insuficiencia cardiaca, ya que puede favorecer la progresión de la enfermedad. El ejercicio físico realizado de forma regular y progresiva tiene muchos efectos beneficiosos ya que disminuye los síntomas, mejora la calidad de vida y la capacidad de esfuerzo, reduce las hospitalizaciones y prolonga la supervivencia de los pacientes con insuficiencia cardiaca.
Para mantener la mejor forma posible los pacientes con insuficiencia cardiaca deben realizar ejercicio físico, idealmente todos los días. Caminar a buen ritmo es un excelente entrenamiento. Nadar o montar en bicicleta (por el parque o en una bicicleta estática en casa) son otras alternativas estupendas. El ejercicio realizado correctamente no daña el corazón, sino todo lo contrario, lo entrena y lo mantiene fuerte. Hay que evitar los ejercicios contra resistencias fuertes, como las pesas de varios kilogramos, pues pueden ser perjudiciales para el corazón.
El ejercicio debe ser siempre progresivo. Hay que empezar con esfuerzos pequeños y cada semana incrementarlos lentamente, por ejemplo, hacer 5-10 minutos más de ejercicio o caminar medio kilómetro más cada semana, hasta llegar a realizar un ejercicio moderado (no debe llegar a ser extenuante). Si el paciente nota síntomas (disnea, cansancio) debe descansar durante un tiempo; cuando se haya recuperado puede reanudar el ejercicio.
Las Unidades o Programas de Rehabilitación Cardiaca enseñan al paciente a realizar correctamente ejercicios cardiosaludables. Además, al realizar ejercicio bajo supervisión médica es más fácil ajustar la dosis de medicación que debe recibir el paciente.