Para el diagnóstico de la insuficiencia cardiaca es fundamental la presencia de los síntomas característicos de la enfermedad: básicamente la dificultad para respirar con el esfuerzo (disnea). La exploración física en la consulta médica puede mostrar igualmente algunos de los hallazgos más habituales, como el acúmulo de líquido en los pulmones o en las piernas (edema). En este artículo de Introducción y en los siguientes 10 artículos ofrecemos toda la información que necesita el paciente sobre "Diagnóstico de la Insuficiencia Cardiaca".

En caso de que el médico piense que el paciente puede tener insuficiencia cardiaca, se le realizarán inicialmente unas pruebas sencillas: un electrocardiograma, una analítica y una radiografía del tórax. Para confirmar el diagnóstico es imprescindible una ecografía del corazón (ecocardiograma), una prueba sencilla e indolora para ver el corazón en movimiento y valorar si está funcionando correctamente.

Por lo tanto, para llegar a un diagnóstico definitivo de insuficiencia cardiaca siempre es necesario que el paciente tenga síntomas y signos compatibles con la enfermedad, y que el ecocardiograma confirme que existe alguna alteración de la función del corazón.

Otras técnicas diagnósticas posibles son la prueba de esfuerzo (ergometría) -en bicicleta o en un tapiz rodante (como las cintas sin fin de los gimnasios)- en la que el paciente deberá realizar un esfuerzo físico progresivo durante unos minutos para ver cómo lo tolera el corazón (vigilando la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y el electrocardiograma); el Holter, que graba el ritmo cardiaco durante 24 horas por lo que es muy útil para detectar arritmias cardiacas; y el cateterismo cardiaco, que permite comprobar si están obstruidas las arterias coronarias, el correcto funcionamiento de las válvulas cardiacas y realizar un estudio más exacto de las presiones en las arterias y dentro del corazón.

En los 10 artículos siguientes ofrecemos una amplia información sobre "Diagnóstico de la Insuficiencia Cardiaca":